Se preguntaba si él y su hermana eran una broma, si realmente no era hijo de su padre. ¿Era verdad lo que decían? ¿Quién era su verdadero padre? Héctor, al escuchar pasos, abrió lentamente los ojos y, bajo la tenue luz de la lámpara nocturna, vio el rostro amable y sonriente de José.
—¡Papá!
Exclamó