Una astucia brilló en los ojos de Ximena, que esbozó una sonrisa inocente y tomó la mano de Catalina, con una actitud de preocupación genuina.
—Tía, realmente agradezco cómo me ayudaste en el cumpleaños del tío Armando y cómo cuidaste de los niños. Eres amable conmigo, y por supuesto, yo también lo