—Entiendo tus intenciones, —Lisandro tomó la mano de Ximena—, no quieres que yo y él nos volvamos enemigos.
—Eso es lo que esperaba.
—¿Acaso tengo miedo?
—No se trata de miedo. ¡Es un asunto entre familiares!
—Él no es mi familia, —dijo Lisandro, quien nunca había aceptado a Ignacio como su hermano.