—¡Todo es por tu culpa! ¡Solo piensas en dinero! Siempre dije que estas cosas no se pueden ocultar para siempre. ¡Ahora que se ha descubierto, a ver hasta cuándo puedes mantenerlo en secreto!
Yolanda, con una mano en la cintura, replicó:
—¡Ella quería abortar al principio! ¡Venderlo era mejor que ab