Las lágrimas de Ximena cayeron sin poder contenerlas. Lisandro no dijo nada durante unos segundos, solo se escuchaba su respiración en la línea telefónica. Luego, con una voz profunda, pronunció tres palabras:
—Confía en mí.
Ximena asintió repetidamente. Por supuesto que confiaba en él, siempre le b