—¿Qué... qué querría hacer yo?
Ximena colocó ambas manos en el pecho de Lisandro, tratando de mantener una distancia entre ellos.
—¿Me estás diciendo que no querrías...?
Lisandro sonrió maliciosamente mientras deslizaba sus dedos desde la frente de Ximena, pasando por su nariz respingada, hasta dete