—¿De verdad puedo comer lo que hace mamá? ¡Siempre cocina cosas raras! ¡Mi estómago no lo soportaría!
Ximena, herida por las palabras de su hija a la que había criado con tanto esfuerzo, fingió un enojo juguetón.
—¿Qué pasa? ¿Mis platillos ya no son buenos? ¡Si te alimentaste con ellos y mira qué gr