—Mari, ¿por qué eres tan terca? ¿Realmente quieres tener al bebé? —Diego, con una sensación de frustración, se tocó la cabeza—. ¿Qué tengo que decir para que entiendas?
—Tranquilo, no voy a tener a este bebé. ¡Pero no puedo abortar sin más! Necesito demostrarte de quién es este niño. ¡Quiero que vea