Ximena, sintiéndose culpable, dijo: —Debí haberte llevado a casa esa noche después de beber.
—¡No puedes culparte! Fue Diego quien me dejó en la entrada del edificio sin acompañarme hasta mi departamento. ¡Ha cambiado! No era así antes.
—Antes, me cuidaba tanto. Lavaba mi ropa a mano, y cuando tenía