La expresión de Lisandro era muy tranquila, sin el menor rastro de emoción, como si las palabras de Antonio no fueran dirigidas a él.
Sus ojos fríos miraban tranquilamente a Antonio y su tono era extremadamente calmado: —Si Andrés es tan malo, ¿por qué Rebeca quería casarse con él? Según sé, fue tu hermana quien pidió casarse con Andrés.
—Mi hermana estaba ciega y confundida en ese momento —dijo Antonio.
—¿Y cómo sabes que, aparte de Andrés, alguien más quería a tu hermana?
—¡Por supuesto qu