Desde el coche, Mariana gritó alegremente hacia ellos: —¡Dense un beso, un beso!
Diego trató de calmar a Mariana, intentando que no hiciera más escenas.
Pero ella se resistió, y siguió gritando para que Lisandro y Ximena se besaran: —¡No entiendes nada! ¡Estoy alentando el amor!
Ximena rió tímidamente, su rostro enrojeció, sosteniendo a Lisandro por el cuello, se puso de puntillas y le dio un beso fugaz en los labios.
Lisandro quedó momentáneamente paralizado.
Aunque el contacto con los lab