La negativa de Michael a complacerla en su noche de bodas rompió el corazón de Sofía pero nada podía hacer para convencerlo de lo contrario. Ella no tenía idea de que lo único que él quería hacer era protegerla de más sufrimiento.

-Entiendo.

Sofía asintió con los ojos enrojecidos.

-Es hora de que me vaya a preparar. Lo veo más tarde, señor Adams.

-...

(Cómo quisiera hacerte mía, no sabes cuánto lo deseo, pero no lo haré hasta que sepas la verdad y seas tú quien decida hacerlo porque me amas y me has perdonado.)

Entre la ducha, el peinado, el vestido y el suave maquillaje Sofía se tardó casi tres horas, tenía el corazón un poco herido pero no dejaría que lo notaran, Nana emocionada la ayudaba con los últimos detalles.

Los invitados y testigos llegaron uno a uno y se colocaron en sus lugares en la hermosa recepción que Nana había preparado para ellos.

Nana había dispuesto un altar para el registro del acta matrimonial en el centro del jardín, adornando todo su contorno con rosas blancas