Capítulo 62: No me digas que me quieres.
Aquella frase cortó todo sonido en la habitación, incluso el generado por la secadora de cabello. Mientras el continuaba secando el cabello de su esposa con delicadeza y ella estaba sentada muda sin saber qué decir.
-Listo, ya he terminado. Ahora cámbiate, no quiero que te enfermes.
-...
(¿Qué ha sido todo esto?)
-Me daré la vuelta y cerraré los ojos para que no vayas hasta el baño, no camines, tus pies están hinchados.
(¿Eh?)
Sofía miró sus pies y era verdad, eran como dos tamalitos rellenitos de masa, ni siquiera ella había notado la hinchazón en sus pies, pero Michael a pesar de que parecía perdido en sus pensamientos lo había notado; en realidad no tenía ningún fetiche ni nada parecido, pero los pies de Sofía le gustaban desde la primera vez que los vio, eran pequeños, blancos, suaves y un tanto gorditos, así que los miraba cuando tenía oportunidad y sentía ternura, por lo que no le fue difícil notar que esta vez estaban mucho más rellenitos de lo normal porque estaban hinchados.