De esta manera Eliss tuvo que marcharse con su esposo, se despidió de su madre con un cálido beso y abrazo y se fue.
-Adiós mamá...
-Cuídate.
-Hasta luego suegra.
-Hasta luego Michael, me saludan a mis niños.
-Por supuesto, cuente con ello suegra.
La pareja salió en su auto de vuelta a casa.
-Mi señora, si me permite y sin intención de especular nada...
-Dime... Henry.
-La señora Eliss quería hablar con usted y su padre, al parecer a solas y sin el conocimiento de su esposo.
-¿Ah sí?
La mujer levantó la ceja y miró al mayordomo.
-Cuéntamelo todo, de principio a fin.
-Si señora.
Verá, la señora Eliss si llegó sin avisar, pero llegó preguntando por usted, yo no le dije que su esposo se encontraba con usted y con el señor, sólo me limité a decirle que estaban en una junta y que si gustaba esperar.
La señora Eliss decidió esperar en el jardín cuando su esposo la vio y la llamó.
La actitud del señor llamó un poco mi atención.
-¿Qué fué lo que hizo?
-Le preguntó que qué hacía en esta casa.