-Hacía tanto que no te tenía entre mis brazos mi niña.
-...
Por favor, que nos preparen un té con leche a ambas.
Ordenó al mayordomo.
-Quiero platicar con mi hija en el jardín, como hace tantos años no lo hago.
-Podríamos venir en otra ocasión, me temo que ya es un poco tarde.
Michael intentó evitar la cercanía entre esas dos mujeres, había notado momentos atrás, durante la reunión con los padres de Eliss, que ellos habían mencionado y preguntado por su hija muchas veces, era algo de lo más extraño, esos dos parecían odiarla años atrás.
Y si no la odiaban, por lo menos la despreciaban o la menospreciaban.
Eso le había permitido poder tener el control sobre su esposa y por esa razón había acudido a ellos con un supuesto acuerdo de negocios, quería que en cuánto su plan de acusar a sus hijos de malversación diera frutos y sus suegros intentaran ayudar, tener una manera de obligarlos a mantenerse fuera del asunto.
Quería atarles las manos a sus hijos y a Eliss desde todo