Sonreí, no tenía idea de qué demonios haría para mantenerla a raya, pero parecía estar dispuesta a quedarse aquí, tal vez debería mencionarle mis condiciones antes de que se arrepienta y no pueda devolverla.
-No tan rápido princesa Hanna, tengo condiciones, si no te gustan podrías no quedarte aquí.
-Descuide, las aceptaré.
-Ya veremos.
-Soy toda oídos, puede decirlas de una vez.
-Ay... Tu entusiasmo me asusta.
Tendrás prohibido hacer uso de teléfonos, computadoras, internet y todo aquello que te permita mantener comunicación con tu padre.
¿Estás de acuerdo?
Guardó silencio, por supuesto que no estaría de acuerdo con eso.
-Estoy de acuerdo.
Levanté mi ceja.
-¿En serio?
-Si, lo último que quiero es que mi padre me encuentre, sobre lo demás, bueno, no tengo amigos ni amigas y los que tenía me trataban como la m****a, así que no me pierdo de nada si no les hablo.
-Ya veo. En ese caso, tampoco puedes hablar con desconocidos ni decir dónde vives ni para quién trabajas.
Sus ojos