Demanda de divorcio

Catherine

-Catherine no tienes idea de cuánto te amo- susurró en mis oídos haciéndome estremecer

-si me amas entonces ¿Por qué me tratas así?- lo cuestioné

-todo cambiará, lo juro, eh sido un estúpido, empecemos de nuevo ¿te parece?- me rodeó con sus brazos y hundí mi cabeza en su pecho escuchando el palpitar de su corazón, las lágrimas comenzaron a brotar en mis ojos

-no sabes cuánto espere este momento- sollocé

Los dos lloramos sentados en la cama de mi habitación todo era bello hasta que mi despertador vibró haciéndome volver a la realidad, desperté enojada arrojando ese reloj contra la pared me quedé un momento postrada en la cama abrazando mis piernas entonces miré mi buró con miedo, miedo de encontrar esos papeles nuevamente y efectivamente ahí estaban, tomé la carpeta sabiendo su contenido

“demanda de divorcio”

Mathew había firmado ya, solo faltaba la mía para estar legalmente separados, arrugué el papel como en todas las ocasiones arrojándolo al cesto de basura, él había tomado la extraña costumbre de mandarme esos papeles un día  a la semana, fruncí el ceño levantándome con pereza de la cama, me duche antes de bajar al comedor donde solo estaba tendido cuberitos para una sola persona

-buenos días señora- saludo Bruno sirviendo el café

-buenos días- seguía mirando aquel lugar vacío sin prestarle atención a lo que me decían

-el señor se ha ido temprano- inquirió Bruno como si adivinara lo que estaba pensando

-¿no dejó algún recado para mí?-  la misma pregunta de siempre y la misma respuesta de todos los días

-no señora- respondió con cierta melancolía

-tomaré el desayuno en la terraza mientras trabajo- me levanté del asiento y fui por mis materiales de trabajo, Bruno asintió levemente

La terraza era mi centro de escape, donde solamente era yo, no pensaba en nada más ni siquiera en Mathew, las ventanas cristalinas que rodeaban aquel espacio dejaba ver completamente la vista de los árboles que yacían alrededor, las flores rosas que albergaban esas ramas comenzaron a caer con gentileza la fuente con agua cristalina brillaba bajo la luz del sol, me deleitaba con el exquisito olor a flores y cerezas, abrí el ventanal y una ráfaga de viento sacudió mi pelo sutilmente, miré el hermoso cielo azul despejado, las mariposas revoloteaban sobre las bellas orquídeas que eran de mis favoritas

-aquí está el desayuno señora, ¿se le ofrece algo más?- interrumpió Bruno

-no, gracias por todo- me dirigí a la mesa de madera tomando un sorbo de mi café y me adentré en mi trabajo.

Tenía que entrevistar  a un artista que ha ganado fama en estos años que curiosamente se desconocían sus raíces, la prensa está empeñada en saber de quién es y de donde viene pero es una tarea difícil ya que rara vez se deja entrevistar, por suerte accedió y me mandaron a mí con el fin de obtener respuesta o conocer algo nuevo de él

“Dorian” es su nombre, 25 años, playboy, seductor y ladrón de muchos corazones

Es lo único que se rumorea además de que es muy bueno en lo que hace, me puse a indagar más sobre él y comencé a formular las preguntas que le haría, estaba tan inmersa en mis asuntos que la hora pasó en un abrir y cerrar de ojos, las preguntas estaban lista, estaba más que preparada para mi trabajo de mañana que es más que un gran reto.

Miré el reloj y daban a las 12:45 PM tomé mis cosas y Salí de aquel mágico lugar

-¿ah terminado?- preguntó Rita

-si Rita, peor ahora no sé qué hacer

-porque no intenta salir y distraerse, le hará bien señora, sirve que tome el sol, luce muy pálida- sugirió

-tienes razón, iré a dar una vuelta el centro comercial- acepte

Rita mostró una sonrisa de satisfacción pues era la primera vez que me animaba a salir

Tomé mi bolso, me puse unos zapatos cómodos, me sujeté el pelo con un lazo del color de mi bléiser y salí algo indecisa, no tenía con quien reunirme para tomar el té o charlar, ni siquiera una amiga que me pudiera aconsejar solo lo tenía a él que aunque no me quería estaba a mi lado y yo comenzaba aferrarme a eso, sé que soy un despojo humano como dice su madre, no tengo dignidad ni amor propio ¿a qué vine a este mundo? ¿Todos estamos destinados a sufrir? ¿Estoy condenada a la soledad? De pronto el choque con una persona me sacó de mis oscuros pensamientos

-lo siento- dije elevando mi vista, un hombre alto que vestía de un suerte oscuro y unos jeans color crema se encontraba enfrente de mí, este pintó una sonrisa en su rostro mostrando sus hoyuelos,  ¡rayos! ¿Porque con los hombres que me topo tienen que ser así de guapos? ¿Acaso Dios no se acuerda que también soy su hija?

-¿sueles atropellar con todas las personas que tienes  enfrente?- me preguntó mirándome a los ojos

Bajé la mirada automáticamente, como si esos ojos azules hipnotizaran

-yo…yo solo estaba distraída- argumenté

-oh, pensé que fue intencional

-¿porque haría eso?

-¿acaso no quieres un autógrafo?- dijo metiendo las manos en su bolsillo

-¡no!

-mi numero entonces

-tampoco, ni siquiera sé quién eres porque querría tu numero

-porque todas las mujeres lo quieren- se encogió de hombros

-quizá ellas, deben estar cegadas o algo así, con permiso, no sé porque hablo con un desconocido

Me sorprendía el descaro de ese hombre ¿Quién era? ¿Acaso se cree el centro del universo? No porque sea una persona atractiva quiere decir que todas mueren por él.

Me alejé con pasos apresurados de ese lugar pero mi sexto sentido me indicaba que tenía una mirada clavada en la espalda, así que por comprobar voltee y efectivamente así era

-adiós- dijo agitando su mano con una sonrisa de lado

Volví a casa sin ningún éxito, todo fue un fracaso, avise a Rita de mi llegada que al verme llegar tan temprano adivino que había sido inútil

-la comida esta lista.

-gracias Rita, pero no tengo hambre, esperaré a que el señor llegue

-señora, ya lo eh dicho, tiene que alimentarse bien sino enfermera

-agradezco tu preocupación pero en verdad, no tengo apetito, iré a mi cuarto a revisar que todo esté en orden para mañana

-bien.

Subí por las escaleras cuando un leve mareo hizo que me agarrara del barandal me llevé las manos a la cabeza

“estoy cansada, creo que debería dormir” dije para mí misma

Me arrojé a la cama sin quitarme los zapatos y como si hubiesen pasado años desde mi última noche dormí profundamente y de pronto tuve un sueño muy extraño, era yo bailando a junto a una chimenea con alguien, no lograba ver su rostro, todo lo que escuchaba era la musica y su “te amo” en susurros, desperté con una sonrisa burlona

“tan necesitada de amor estas que solo soñando lo puede obtener”

Eran ya las 10:00 de la noche, bajé a la sala en busca de Mathew que debió llegar hace una hora pero no lo veo por ninguna parte

-Bruno ¿no ha llegado el señor?

-no señora

Ante su respuesta me trueno los dedos de las manos

-¿crees que algo malo le haya pasado?

-debió tener más trabajo de lo normal, no se preocupe, descanse que mañana tiene trabajo

-ummm no, lo esperaré, ya eh dormido suficiente

Me senté en el sofá para esperar pacientemente su llegada luego de un rato comencé a dar vueltas, cada tic tac del reloj era como una punzada en mi pecho, la espera fue en vano, él no regresó

-señora despierte, se le hará tarde para su trabajo

Abrí los ojos con gran dificultad

-¿a qué hora es?

-las 9:00 de la mañana

Di un salto rápido del sofá y mire a todos lados

-¿y el señor?

-acaba de llegar

-que gran alivio, iré a verlo

-está en su despacho- me informó Bruno

Camine apresuradamente ni siquiera llamé a la puerta estaba tan preocupada que olvidé tocar

-Mathew, donde…

-¿acaso no tienes modales?- interrumpió, sentado en su despacho fumando un puro como si nada hubiese pasado

-perdón, yo estaba muy preocupada, ayer no llegaste y como no avisaste…

-no vi la necesidad de informarte

-te guste o no soy tu esposa y…

-solo por ahora Catherine, terminemos con esta farsa ya, estoy harto, te daré una buena bonificación si gustas para que te largues y hagas tu vida lejos de aquí- se puso de pie caminando hacia mi

-ninguno de los dos es feliz en este infierno- me miró con seriedad

-no me has dado la oportunidad de mostrarte mi amor

-¿sigues con eso?- rodó los ojos- deja de ser tan farsa

-esto no es una farsa

-ya, cállate, anda ve a tu trabajo de regreso hablaremos seriamente sobre este tema

Un poco dudosa salí del despacho como siempre aceptando todo lo que de su boca saliera.

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