El momento en el que te conocí

Catherine

Se preguntarán ¿en qué momento fue que todo empezó? Podría decirles que todo comenzó desde que Camila me presento a Mathew como su novio, a decir verdad, no era la primera vez que veía esos ojos verdes profundos que miraban con indiferencia a cualquiera que se le cruzara, su estatura como sus rasgos bien definidos no eran fáciles de olvidar ¿Quién en esta vida olvidaría a un hombre tan atractivo?

Sabía que Camila nunca se tomaba enserio una relación, era un alma libre a diferencia de mí, pero al llevarlo al apartamento y presentármelo supuse que era algo serio, creí eso hasta que encontré a Camila enredada con otro hombre y por una mala racha pasé a ser parte de su jueguito haciéndome pasar por ella cuando Camila no podía estar con Mathew porque para ella cualquier cosa estaba antes que su relación.

Fue muy convincente como para llevarme a mi entre las patas, adoraba a Camila pues solo nos teníamos una a la otra, así que mi amor de hermana me cegó, pero a Mathew definitivamente lo había visto años atrás, fue hace cinco años, tenía 18 años y él 21 en ese entonces.

 Fue en mi segundo año en la universidad, caminaba sobre carretera de noche, tenía que regresar por unos papeles a la facultad, pero debido a una tormenta no había trasporte así que opte por caminar, los autos dejaron de circular y el miedo me invadía, con un paraguas que escasamente me cubría caminaba aquella sola carretera.

De pequeña había desarrollado un trauma por la oscuridad así que me aferraba a la leve luz de mi lámpara cuando de pronto vi un auto que marchaba a toda velocidad, el conductor tenía que estar muy apresurado como para manejar de esa manera pese  a las condiciones y de pronto de desvió, salió de la carretera rodando unos metros abajo en aquel voladero, quedé impactada con aquel acontecimiento, voltee a todos lados en busca de alguien que pudiera ayudar a aquel sujeto pero fue en vano ya que estaba completamente desierto.

Era la única que podía ayudarlo, pensé en llamar a emergencia, pero tardarían en llegar, no había tiempo que perder, solté el paraguas y corrí a aquel voladero bajando con gran dificultad, sentí las frías gotas de lluvia rodando por mi cara sin embargo el sudor que recorría mis mejillas era aún más frio.

 Al llegar aquel lugar la puerta estaba atascada así que tomé una piedra y rompí el vidrio. Con mis manos todas temblorosas tomé a aquella persona y miré su rostro de cerca, fue entonces que vi por primera vez esos ojos verdes profundos que me miraron por un instante.

 Sus ojos que cerraron lentamente luego de haberme mirado por unos segundos. El pánico fluyó atreves de mi creyendo que moriría en mis manos, el crujido de las ramas que sostenía al auto me sacó de mis pensamientos si no salía pronto serian dos vidas perdidas, le quite el cinturón de seguridad, lo rodee con mis brazos para saltar de aquel lugar, una de las ramas rasgo mi espalda provocando un ardor profundo, pero no me importo en el momento, todo lo que importaba era él.

 El tiempo fue generoso ya que al salir ilesos de aquel lugar la rama de quebrantó provocando que el auto de último modelo siguiera cayendo en el vacío.

 Las cosas no habían terminado aun, todavía tenía que subir así que lo cargue en mi espalda y avance con gran dificultad, me pregunto como un cuerpo débil como el mío pudo haber cargado a una persona que sin duda era más alto y robusto que mi pobre ser.

 Creo que en ese momento Dios me otorgó una fuerza sobre humana ya que logré llegar a la carretera, coloqué al sujeto que pareciera que hubiese sido susurrado por Dioses griegos en el suelo y llamé a emergencias.

Los de emergencia trataron de tranquilizarme ya que estaba muy paranoica. Di la ubicación exacta, además me dieron indicaciones para ver cómo estaba su pulso o si tenía alguna herida, abrí su camisa y al instante un abdomen perfectamente marcado se mostró ante mí.

 Afortunadamente estaba estable, pero temblaba demasiado así que no me quedo otra opción que brindarle calor con mi cuerpo y en cuestión de media hora la ambulancia se encontraba ahí, me subí con él tomándolo de la mano en todo el transcurso “todo estará bien” le susurré y pareció escucharme ya que apretó mi mano con suavidad, al llegar al hospital inmediatamente fue llevado a emergencias, esperé en la sala escuchando el latir de mi corazón y el sonido del reloj

- ¿es usted familiar del paciente? - interrogó la enfermera

-No…no lo soy- respondí jugueteando mis manos

-podría proporcionarme alguna información entonces

-no se quien sea, solo me lo encontré

-comprendo- la enfermera me recorrió con la mirada- acompáñeme, sus heridas también deben ser tratadas

Estaba tan preocupada que no había prestado atención a mi condición, mi blusa blanca estaba totalmente rasgada y machada de sangre, sangre que era la mía fue entonces que el dolor punzante comenzó a torturarme haciéndose más intenso en mi espalda

-apoyes de mi- me indicó ofreciéndome su hombro

Vendaron toda esa parte, el medico dijo que quedaría una cicatriz de aquello ya que la herida fue profunda

-¿Cómo esta él?- pregunté preocupada minimizando mi situación

-se ha estabilizado, nos pondremos en contacto con su familia.

-¿puedo verlo?- quería asegurarme de su buen estado antes de que su familia o alguien cercano diera con él

 El medico asintió y me mostró la habitación

Su rostro se veía con mejor claridad, me acerqué a él dando un suspiro de gran alivio, su pelo negro cubría su frente, no pude evitar acariciarlo el pelo lacio que deslizaba con facilidad entre mis dedos

“me alegro que estés bien” dije en voz silenciosa

Todo eso me recordaba a mi madre y el tiempo que permaneció en el hospital creo que por esa razón sentí esa extraña simpatía por él, tome un banco y me senté a su lado, nuevamente tomé sus heladas y grandes manos, mi madre decía que trasmitían seguridad y paz al que lo necesitaba, pronto el cansancio me venció y quede dormida a su lado.

No sé cuántas horas habían pasado ya, la sensación de que alguien me observaba me hizo despertar y ahí estaban nuevamente esos ojos verdes, mirándome fijamente con extrañeza.

Apresuradamente solté su mano y salí huyendo de aquella habitación, no quería meterme en problemas ¿y si sus padres aparecieran y me relacionaran con su accidente? Por el auto y el reloj que traía pude deducir que era una persona privilegiada, bastaría un susurro de aquel hombre para condenarme de por vida.

Al salir de ahí me topé con el doctor que desde el día del accidente había estado pidiendo mis datos que por miedo no quería dárselos

-él ha despertado- dije con el fin de evitar el tema

-esa es una gran noticia, su familia ya está aquí, espere a que vuelva

Asentí obedientemente y al perderlo de vista salí huyendo de aquel lugar con la tranquilidad de que estaba ya a salvo, el sonido de mi teléfono cambio mis pensamientos

“Catherine ¿en dónde diablos te metiste? – la voz de Camila al otro lado del teléfono estaba lleno de ira

“tuve un contratiempo”

“te estuve marcando, estoy de vuelta a la cuidad, espero pueda recogerme”

“Enseguida estaré ahí” respondí

Por fin después de largos meses mi hermana gemela estaría de regreso en la cuidad

Y ese fue el momento que todo comenzó. La segunda vez que se me presentó lucia más maduro e igualmente atractivo, para mí fue un alivio que solo yo lo reconociera

-hermana, te presento a Mathew, mi prometido- fueron las palabras de Camila que me cayeron como un balde de agua fría, no por que tuviera interés en su prometido sino en su decisión tan apresurada

- ¿prometido? ¿Hace cuánto lo conoces? -cuestioné seriamente

-nos conocemos hace ocho meses-respondió en su lugar Mathew con un tono severo

No hacía más de una semana que Camila trajo a la casa a uno de sus acompañantes y apenas ayer que la encontré con un chico.

Cada día a Camila se le antojaba algo diferente. Entonces ¿Por qué comprometerse si claramente no lo tomaba enserio?

Decidí no hacer nada en su momento, pero Camila comenzó a pedirme favores de hacerme pasar por ella para cenar con Mathew o alguna otra salida en la que Camila estaba ocupada con sus aventuras.

Supo cómo persuadirme y yo como tonta obedecí sus órdenes. Así fue como fue conociendo una versión diferente de Mathew que me fue enamorando día a día hasta que me entregué a él confesándole a la mañana siguiente quien era realmente.

Antes que él pudiera responderme, Camila abrió la puerta de golpe y fingió no saber nada al respecto. Frente a él lloro incontrolablemente e hizo que Mathew me repudiara y maldijera.  

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