Sí, era mi cumpleaños y lo había olvidado. Oficialmente tengo veinte años. James me miró algo divertido olvidando por completo lo que me había contado hace segundos, y sin que yo lo haya notado sacó una cajita que tenía oculta atrás en su espalda.
Intenté no sonreír pero me fue imposible, es decir, ¿A quién no le gustan los regalos?.
- Espero que te guste -me la tendió-
Con cuidado desaté el listón dorado y la abrí encontrándome con un collar de lo que parecía ser oro rosa, tenía un dije con la forma de la letra G con incrustaciones de lo que quería creer eran piedras baratas y no diamantes. Era fina, delicada, y me encantaba.
- No lo esperaba -dije sincera-. Muchas gracias, James
- ¿Te gustó? -sus ojos estaban llenos de ilusión y sonrió cuando asentí-. Ve a arreglarte, se hace tarde
Obedecí y me levanté, casi me da un infarto cuando noté que estaba en ropa interior.
- ¿Enserio? -pregunté-. Siempre tienes que desnudarme cuando llego borracha
Lanzó una carcajada y se acercó a mí.
- Lo