Capítulo 6

Diana abrió los ojos y la blanca luz la encandiló, lo que la obligó a cerrar los ojos otra vez. Escuchó que alguien le habló a lo lejos, pero no pudo responder. Volvió a negro.

―Se volvió a dormir ―dijo el enfermero.

―Menos mal, no debía despertar todavía.

―¿Falta mucho?

―No, unas cuantas puntadas más y estamos listos. Aquí me faltan dos puntos y ver la herida del brazo, que serán unos cinco.

El enfermero miró a la chica que habían llevado, tenía múltiples heridas porque los vidrios del automóvil se incrustaron en su cuerpo y cara; tuvo un esguince en el tobillo y muñeca derechos, nada de gravedad, y una contusión en la cabeza, tendrían que hacerle unas imágenes para asegurarse de que no hubiera daño neurológico.

Lo peor no era el cómo estaba física

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