Frené de golpe cuando vi a un costado de la ruta a los vehículos de Nicolás con sus hombres fuera, ¿Ya había terminado todo? ¿Había llegado demasiado tarde?
Estacioné el vehículo a un costado y pude ver, detrás del vidrio polarizado, como los hombres miraban el auto con expresión de extrañeza mirándose los unos a los otros. Apenas apagué el auto se acercaron a mí, y el más joven de ellos se asomó por la ventana, aunque no podía verme, y dijo con real enojo:
- ¿Qué haces aquí? El jefe te dejó en claro que debías cuidar a la señorita mientras él no estaba, más te vale que tengas una buena excusa para esto- Gritó al vidrio.
Yo bajé lentamente la ventana dándole una gran sorpresa al joven, que retrocedió sorprendido al encontrarse con mi cara y no la de uno de sus hombres
-Hola- exclamé sonriente.
-Señorita Hamilton- dijo atónito- pero ¿qué hace usted aquí? - Miró hacia todos lados- Debería estar en su casa, este lugar no es seguro. - Exclamó alarmado.
-No podía quedarme de brazos cruz