Estaba acostada en mi cama mientras veía una película, en eso mi puerta se abrió y por esta entró James.
-¿Qué quieres? - Pregunté sin verlo.
-Estoy aburrido así que veré tele contigo. - Dijo mientras se acostaba junto a mi algo alejado.
-¿Y quién te dio permiso? - Me giré para verlo.
-Cállate que no me dejas escuchar.
-¡Agh! - Volteé mis ojos y me acomodé en la cama.
-Espera, ¿por qué estas viendo La Sirenita? - Volteó a verme tratando de contener su risa.
-Porque es bonita. - Dije mostrándole mi lengua.
-Que infantil. - Soltó una risita.
-No se de que hablas si tu te la pasas jugando todo el día esos videojuegos estúpidos. - Hice una mueca.
-¿Qué acabas de decir? - Me lanzó una mirada de odio.
-Lo que escuchaste. - Lo vi sonriendo.
-Esos videojuegos son más valiosos que tú. - Alzó una ceja.
-Tú y tus malditos videojuegos se pueden ir al diablo. - Le grité para luego pararme de la cama pero la mano de James me lo impidió.
-¿A dónde crees que vas? - Preguntó sosteniendo mi brazo.
-¡Le