Desde el punto de vista de Marina
Con el corazón latiendo rápido, me fui enseguida a mi habitación. Mi loba decía la misma palabra una y otra vez en mi cabeza. La palabra que había temido y evitado toda mi vida.
—Camarada.
—No Kiara, no podemos tenerlo como compañero. Ese viejo Beta no puede ser nuestro compañero. —dije con los dientes apretados y me senté en la cama.
—Lo necesitamos. Y es nuestro compañero. —Me gruñó con fuerza.
—Cállate. —susurré con las manos temblorosas, su olor estaba por todas partes y me embriagaba poco a poco.
—Es nuestro compañero, aunque lo niegues. —Ella gruñó.
—¡Puedes dejar de hablar, por favor, no podemos estar emparejados con un viejo! —Le grité suavemente, luego me levanté y me paseé de un lado a otro.
Rechazarlo no era una mala idea, dolería mucho y nos causaría a ambos un dolor miserable, pero al final sería libre, sin remordimientos.
—No rechazarás a nuestro compañero. No te dejaré. —Ella advirtió.
Una llamada a mi puerta me hizo reflexionar.
—¡No e