Capítulo 3

La Voz De La Consciencia

Ilya caminaba por los pasillos fríos y sombríos de la base del clan Luna Carmesí, su mente aún atrapada en las imágenes de lo sucedido la noche anterior. La joven Cassandra Whelan había cruzado su camino de forma inesperada y él, en su arrogancia y desesperación, la había tomado. No le importó en ese momento lo que implicaba, pero al despertar, la marca que dejó sobre ella no podía ser ignorada. Era su compañera, lo sabía ahora. Su destino ligado al de ella.

El joven respiró profundo antes de entrar a la sala de tecnología, cerrando los ojos por un momento, buscando silenciar los pensamientos que le asfixiaban.

Ella está a salvo,” se dijo, como un mantra. “Todavía vive su vida humana. Nada cambiará.” Pero las palabras le sonaban vacías.

El joven vampiro, con su mirada calculadora y su destreza para lo tecnológico, apenas levantó la vista al notar la presencia de su jefe.

Ilya se apoyó en la puerta de la sala de tecnología, observando a Alexei mientras el joven vampiro terminaba de ajustar los sistemas. La luz de las pantallas parpadeaba de forma monótona, pero Ilya no podía concentrarse en eso. Su mente volvía, una y otra vez, a Cassandra. A esa chica que había cruzado su camino y, sin querer, lo había arrastrado a un destino que él intentaba evitar a toda costa.

- Nuevo teléfono. - dijo Alexei entregándole un celular sin levantar la vista de la pantalla. La voz de su mano derecha era la misma de siempre, directa y eficiente. - La información de la última misión también está lista. Tu contacto espera que resuelvas esto rápido.

Ilya no dijo nada, limitándose a tomar el teléfono con la misma destreza con la que desmantelaba a sus enemigos. Mientras lo examinaba, su mente no podía evitar volver a Cassandra, a esa imagen cuando él la dejó allí, después de marcarla. El vínculo seguía acechando en la sombra, esperando el momento adecuado para revelarse.

No puede ser. No puede ser mi compañera.”

La idea lo revolvía por dentro, haciéndole desear no haberla tocado nunca. Sin embargo, una parte de él sabía que ya era demasiado tarde.

- ¿Todo listo para la misión? - preguntó Ilya, intentando desviar su mente hacia la tarea en cuestión, aunque sabía que lo que realmente necesitaba era huir de sus propios demonios.

Alexei levantó la vista con una expresión tan fría como el acero.

- Todo está en orden, pero… - hizo una pausa, observando a Ilya con algo de intriga - ¿Hay algo mal contigo hoy?

Ilya no dijo nada de inmediato, en lugar de eso, se acercó a la mesa y revisó el teléfono con una mano que temblaba apenas perceptible. Los recuerdos de la noche anterior seguían golpeando su mente como martillos. Había perdido el control durante la fiebre de luna. La fiebre... esa maldita sensación que lo había llevado más allá de sus límites. Y la marca… esa marca que había dejado en Cassandra.

Ilya inspiró profundamente, sabiendo que no podía seguir evadiendo lo inevitable. Mientras revisaba el teléfono, su voz rompió el silencio de la sala.

- Hubo… complicaciones en la misión. - sus palabras fueron pensadas, calculadas, pero no lo suficientemente frías para ocultar el malestar que sentía - La fiebre de Luna me hizo perder el control.

Alexei levantó una ceja, finalmente apartando los ojos de la pantalla para mirar a su jefe. Los ojos de Ilya se oscurecieron y la tensión en el aire aumentó.

- ¿Qué complicaciones? - preguntó Alexei, su tono inquisitivo, pero aún distante acostumbrado a las improvisaciones de su jefe.

Ilya dudó por un momento, luchando por decidir cuánta información debía revelar. No quería que nadie supiera la verdad. No quería que alguien, ni siquiera su mano derecha, supiera lo que había hecho, pero Alexei merecía la verdad, al menos la parte que le concernía ya que era quien lo mantenía vivo en las misiones con su apoyo en tecnología e información.

- Una chica, se cruzó en la misión. La chica… - su voz vaciló un segundo, pero se obligó a continuar - La tomé durante la fiebre. La marqué.

Un escalofrío recorrió la sala cuando las palabras de Ilya finalmente salieron al aire. Alexei lo miró con una mezcla de sorpresa y algo más, algo que Ilya no podía identificar.

- La chica ¿Es una humana?

Ilya asintió en silencio y Alexei dejó escapar una risa incrédula, aunque no había rastro de diversión en ella. - ¿La mataste?

Ilya apretó los dientes, pero mantuvo su mirada fija en el joven vampiro.

- No. - respondió, la gravedad de la situación comenzando a calar en él. - La fiebre no la pude controlar. La tomé y ahora… está marcada.

Alexei no parecía sorprenderse tanto como Ilya esperaba. En su lugar, se acercó a él, observando con detenimiento.

- Sabes lo que eso significa, ¿verdad? - su tono era bajo, casi como un susurro cargado de algo peligroso - Esa marca es más que una simple mordida. Si realmente la marcaste…

Ilya cerró los ojos, interrumpiéndolo.

- Lo sé. - dijo con dureza. - Lo sé muy bien, pero aún está viva, su vida humana la mantiene alejada del vínculo. Mientras siga con su vida humana, no pasará nada.

Alexei lo observó por un momento largo, como si estuviera sopesando las palabras de Ilya.

- Es arriesgado, Ilya. No puedes controlarlo siempre. Y la marca… te arrastrará a ella y la pondrás en peligro. - se acercó un poco más, dejando que las palabras se llenaran de advertencia - El destino no suele ser tan fácil de evitar o la proteges o aléjate definitivamente, aunque te duela.

Ilya lo miró fijamente, sus ojos llenos de determinación y algo más, algo que no quería admitir, pero Alexei tenía razón. Cassandra no era solo una humana más y él lo sabía. El vínculo entre ellos no podría ser ignorado para siempre.

- Lo sé. - repitió en voz baja, su rostro serio - Pero no es momento para preocuparme por eso. Tengo trabajo que hacer.

Alexei no dijo nada más.

- Tengo el control. - finalmente, musitó, más para sí mismo que para Alexei.

- El vínculo no se activará mientras ella siga en su vida humana.

Alexei no dijo nada, pero Ilya pudo sentir su mirada penetrante. Un suspiro escapó de sus labios mientras se giraba para salir, la misión esperaba, pero en su mente, algo mucho más peligroso lo acechaba.

Ilya no pudo dejar de sentir que, en lo más profundo, sabía que Cassandra cambiaría todo lo que él pensaba sobre el control y el destino. Y lo peor de todo, lo sabía con certeza: ya era demasiado tarde.

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