Con una sonrisa de satisfacción contenida, Kara observó cómo no podían creer que ahora se defendía. Sabía que había logrado sorprenderlos y que nunca olvidarían ese momento, menos iban a lograr borrarlo de su memoria cuando lo que estaba por venir chocara frente a sus ojos. Su venganza sería inolvidable, de eso se iba a asegurar.
—Iré a visitar a Galen y cuando termine con él, iré a tu casa, Rohan —le informó al alfa antes de darse la vuelta y marcharse.
No había dado dos pasos cuando escuchó que Meara le hablaba.
—Vas a visitar primero a ese viejo antes de que a tu padre.
—No te metas en lo que no te importa —fue lo único que le dijo antes de continuar su camino.
A Kara le hubiese gustado seguir molestando a la amante de Rohan, pero deseaba ver al único hombre que consideraba un padre. Mientras su verdadero padre la ignoraba o le hacía la vida imposible como el resto de la manada, el anciano cuidaba de ella. Fue Galen quien la ayudó cuando su loba emergió. Fue el único que le curaba