CAPÍTULO 47**
Él hace una pausa, luego sonríe.
— Ningún valor de atención. Hasta ahora.
Su respuesta me sorprende. Se inclina, y recibo el beso que sigue. Es suave al principio, pero luego, nuestros deseos primordiales toman el control, y esto evoluciona hacia algo más intenso, más exigente, como si nuestras vidas dependieran de ello.
Oigo a Nate gruñir débilmente mientras rompe el beso y se sienta justo a mi lado. Me giro, lo miro, y su mirada ardiente me hace dejar de lado todas mis advertencias. Ya no puedo detenerme. Él ha despertado algo en mí y, en un abrir y cerrar de ojos, subo a sus rodillas, a horcajadas sobre él.
Él pone una mano en mi cadera derecha, sus dedos hundiéndose en ella para mantenerme en su lugar. Me inclino nuevamente hacia él y beso suavemente su cuello. Su otra mano se levanta, agarra firmemente mi nuca y sube por mi cabello. Se reclina ligeramente, luego sus labios encuentran los míos en un beso apasionado.
Mi mente se desboca ante lo que está sucediendo, pe