Teressa.-

¡No puede ser! ¡No puede ser! Bastián sabe lo que hice… lo sabe. No mencionó a Diana Nicols por casualidad. El mensaje fue fuerte y claro, debo reorganizar mis ideas, no puede cejar en mi plan, creí que trabajando para mí padre tendría acceso a él, pero no quiere que esté cerca, aunque seguramente sigue sintiendo atracción por mí, sonrío ante esa posibilidad, sin embargo no puedo mover mis fichas.

No, ahora debo esperar a que Bastián esté lo suficientemente vulnerable para que caiga directamente en mis brazos y de esa manera no pueda chantajearme con lo de Nicols.

— ¡Maldita sea! Creí que esa idiota había perdido la memoria –Mi mirada se desvía ante la figura con vestido de color azul marino, siento como la sangre de inmediato hierve, en este momento es ella la que debería estar recibiendo las caricias asquerosas y los besos desagradables de A.J. y no yo, en lugar de eso se pavonea y duerme en la cama del hombre de mis sueños.

Su felicidad no le va a durar mucho. Camino