Bastián.-
No me esperé el golpe. Apenas si pudo hacerme girar la cara, pero rápidamente sentí el ardor y una punzada de dolor en la cuenca de mi ojo, ¡Sí que pega duro!
— Puedes golpearme todo lo que quieras, pero estás en deuda conmigo, tú decides si ponerte en mi contra o llevar el papel de esposa como se debe –Tiro en la cama el contrato matrimonial –. Léelo con detalle y consúltalo con tu almohada. Ahora todo lo conversarás conmigo, Bella ya no tiene las manos metidas en este asunto, así que no la llames –Noto que se quedó en silencio con la mirada fija en el documento.
— ¿Puedo hacerte una pregunta? –Le di un leve asentimiento – ¿Sentiste algo por Teressa? Recuerdo que estaba muy entusiasmada por ti y no quiero interponerme entre ustedes –Sonreí en silencio era demasiado ingenua.
— En ese tiempo lo mío no eran las relaciones serias, eso fue solo sexo –Veo como su rostro se desencaja.
— ¿Jugaste con ella?
— No, no suelo revelar mis encuentros íntimos con otras personas,