Tomar decisiones drásticas nunca es fácil, especialmente cuando esas decisiones van en contra de los sueños que has perseguido durante toda tu vida. Para mí, renunciar a la universidad no fue simplemente un cambio; fue una ruptura con lo que había imaginado para mi futuro. Era como si estuviera dejando atrás no solo mis estudios, sino también una parte de mí misma, de la mujer que había trabajado incansablemente para llegar hasta allí.La idea comenzó como un pensamiento pasajero, algo que intentaba ignorar mientras me encontraba cuidando de Amy en las noches y lidiando con el peso de los gastos acumulados. Pero con el tiempo, ese pensamiento se convirtió en una realidad ineludible.La universidad, con sus horas de clases, sus proyectos y su exigencia constante, ya no era compatible con la vida que tenía ahora. Mis prioridades habían cambiado. La beca, que una vez había sido mi salvavidas, ahora era insuficiente para sostenernos, especialmente con las deudas del hospital y los gastos
El día comenzó como cualquier otro, lleno de esperanzas destruidas y el peso de la incertidumbre.Había pasado semanas buscando empleo, enviando solicitudes y asistiendo a entrevistas que siempre terminaban de la misma manera, con un “Gracias por venir” “Nosotros la llamaremos” y poco más, pero, a pesar de los rechazos, sabía que tenía que seguir intentando. Cada día que pasaba sin trabajo era un día más de preocupación por los gastos acumulados y el futuro de Amy.Dejé a Amy en los brazos seguros de la señora Sophia antes de salir del estudio. Como siempre, su voz cálida fue el aliento que necesitaba antes de enfrentar otro día de incertidumbre.—Hoy será el día, querida. Alguien verá lo especial que eres. Lo sé. —Me dijo con una sonrisa mientras tenía a Amy en brazos.Sonreí débilmente en respuesta, ajustando mi bolso sobre el hombro y prometiéndome que hoy sería diferente. Me despedí de mi hija con dos besos y me dispuse a empezar un nuevo día.La entrevista se llevó a cabo en un
Habían pasado dos semanas desde que fui secuestrada y cada día, era una nueva experiencia para mí. Ahora, durante las noches, el CEO no solo no me tocaba, sino que era cariñoso y compresivo. No había rastro de ese desdén y frialdad hacia mí que lo habían caracterizado desde un inicio. Ahora pasaba su tiempo libre conmigo y con Amy, cosa que agradecía, quizás, porque ahora ya no lo veía como un enemigo del que debía escapar, poco a poco, se había ganado mi confianza. A tal grado que comencé a pensar en seguir a su lado,como su esposa...—Mami, mira. —Me llamó Amy, desde el área de juguetes, a mí, que estaba sentada en un pequeño asiento a la espera de mi familia.El CEO, como siempre estaba a su lado, mirándola orgulloso, mientras sostenía nuestras compras, bolsas y bolsas de juguetes, ropa y zapatos para Amy. Incluso uno de los guardaespaldas tenía más bolsas que podía poner en peligro nuestra seguridad, y por ello, el CEO cargaba las demás.Yo, por mi parte, no había encontrado nada
POV OliverEl agua resbaló entre sus dedos antes de que pudiera reaccionar. La botella golpeó el suelo con un sonido hueco, pero lo único que veía era el cuerpo de Agnes inclinándose hacia atrás, como si sus fuerzas la abandonaran de repente. Al verlo, lo supe de inmediato, algo no estaba bien, pero mi mente solo me decía que debía ser un error, que ella estaba bien. Me negaba a creer que había enfermado, cuando esta mañana se veía tan saludable.Afortunadamente no cayó por completo, pero su postura se volvió inestable, su cabeza se ladeaba mientras sus ojos se cerraban de repente y su color de piel se ennegrecía poco a poco, como si le faltara el oxígeno. —¡Agnes! Fue lo único que pude decir, mi voz fue más fuerte de lo que esperaba y mi mano ya estaba sosteniendo su cabeza antes de que se desplomara por completo. Amy había quedado estática, con su pequeño manatí rosa aferrado con fuerza y sus enormes ojos marrones llenos de pánico. —¡Mamá! —Sollozó mi pequeña hija, mientras
Cada minuto se alargaba como si el tiempo se burlara de nuestra espera. Mis sentidos se agudizaban ante cada susurro en la habitación: el murmullo de los médicos discretamente comentando los posibles diagnósticos, el timbre lejano de un teléfono, el ruido metálico de una puerta al cerrarse. Trataba de concentrarme en las palabras que me aseguraban que pronto se conocerían los resultados, pero mi mente vagaba sin rumbo entre recuerdos y temores. Pude percibir en la mirada de algunos médicos que al parecer se habían percatado de quién era y tenían una mirada entre asombro y comprensión, sabían que, más allá de las posesiones físicas, aquello era una prueba de la fragilidad humana, de lo que sucede cuando la rigidez de las responsabilidades se enfrenta a la suavidad de la desesperación.El ambiente era un espejo de mi interior; tenso, asfixiante, lleno de silencios que morían por estallar. Mientras me aferraba a mi silla, mis manos temblaban sin querer demostrar la fragilidad oculta tra
—¡Hermano! —Exclamó Wen desde la entrada del hospital. La observé correr hacia mí, junto a Arman y Owen, que caminaban pacíficamente a su lado.—Siempre tan ruidosa. —Murmuré. Wen siempre ha sido así de ruidosa y dramática, desde que era niña, ha sido demasiado amable para su propio bienestar.—¿Tía Wen? —Susurró Amy en un bostezo, aún en mi regazo. La miré sonriendo.—¿Ya despertaste, pequeña? —Le pregunté amable, pese a todo. Amy, siempre es una alegría inmensa para mí.—¿Dónde está mamá? —Preguntó estrujando su ojo, la ternura de la escena y el recuerdo de lo que había dicho el doctor me provocó un sinfín de emociones indescriptibles.—No tienes que preocuparte, pronto podremos verla. —Aseguré sin titubear, pero a sabiendas de que no era cierto.“El embarazo de la señora O'Sullivan ha contribuido en gran medida a su condición actual” había dicho el médico con ese semblante de naturaleza que me erizaba la piel, para ellos, mi esposa solo era un paciente más y no había algo que me en
Con Amy aún aferrada a mi cuello y las palabras del doctor, advirtiendo que Agnes había despertado y quería vernos, todavía retumbando en mi cabeza me apresuré a paso certero al cuarto de hospital donde descansaba Agnes, y allí la vi, recostada en la cama bajo esa luz tenue similar a la que había en nuestro propio dormitorio. —¡Mamá! —Exclamó Amy en tanto llegamos corriendo a los brazos de su madre que la recibió con una sonrisa en el rostro y un abrazo que me provocó ternura.—¿Cómo has estado, cariño? —Preguntó Agnes a Amy. Y al escucharla mi corazón se llenó de una alegría inexplicable durante los segundos que pensé que ese “cariño” iba dirigido a mí.—Estoy bien, mamá. —Respondió Amy con una sonrisa—. ¿Estás enferma?—No es así,cariño. Mamá solo está cansada. —Susurró Agnes con voz amable. Amy la miró ceñuda e incrédula por su respuesta y luego me miró a mí buscando una explicación.—Pero papá dijo que tendré un hermanito. —Informó Amy. Me quedé de piedra al escucharla y al parec
POV Agnes. Abrí los ojos despertando de un sutil sueño, en el que Amy y Oliver me extendían la mano, mientras estaban rodeados de un pastizal verde repleto de rosas, pero tan pronto como abrí los ojos la luz del lugar me cegó. Cerré los ojos tratando de acostumbrar mi vista y los sonidos parecieron ser más nítidos. El más audible de todos; el zumbido constante a mi lado, fue el que más llamó mi atención. Abrí los ojos y miré hacia el lugar donde resonaba. Era una de estas máquinas para medir los signos vitales de las personas, que se encontraba atada a mi pecho. Al otro lado de la cama, estaba el goteo constante del suero, miré mis manos y pude ver los pequeños tubos del suero ingresar en mi cuerpo. Mis ojos apenas se habían acostumbrado al lugar, pero la luz vívida del lugar era casi cegadora. Me senté ignorando el cansancio y tan pronto como lo hice escuché la puerta abriéndose. Alcé la mirada y pude ver a una enfermera de tez morena, su mirada inexpresiva y caminar apresurado