Tan solo por una vez.
Nuestras miradas estaban fijas el uno en el otro, era como si nuestros corazones danzaran a la par y nuestros cuerpos desearan unificarse nuevamente como la primera vez, como si el universo se hubiera confabulado para acercarnos, para permitirnos una sola vez (una última vez) ser vulnerables el uno con el otro.
Oliver estaba frente a mí, sus ojos reflejaban esa pasión que había vívido junto a él tantas noches, pero a la vez podía ver pequeños toques de ternura que él jamás me había dedicado a mí. Y yo, sin saber si debía huir o aferrarme a la oportunidad que tanto había anhelado, me quedé inmóvil.
—¿No hay ninguna otra razón? —Insistió nuevamente con esa pregunta que tanto él como yo conocíamos su respuesta.
Sus palabras me golpearon con la misma intensidad que su mirada. Podría haber mentido de nuevo. Podría haber repetido la misma excusa, pero él ya conocía la verdad, y yo ya no tenía fuerzas para disfrazarla.
Los segundos se alargaron, prolongando la tensión entre nosotros. S