Muchas mujeres matarían por estar en el lugar de aquella copa con wisky a medio terminar. Sintiendo los dedos que la acariciaban y la mirada fría, azulada y penetrante que observaba el hielo que se consumía, como si estuviese esperando encontrar en ella la respuesta para sus problemas...o tan solo la redención que no sabía más donde buscar.

—¿Cuándo fue la última vez que te dejaste llevar por tus instintos más bajos, amigo mío?

Preguntó una voz a su espalda, y el hombre que penetraba el líquido marrón de la copa con su mirada giró el rostro suavemente para ver al hombre de traje que cerraba la puerta de reuniones de la empresa.

—Vamos Elijah, dime cuando fue la última vez que echaste un buen polvo.—insistió.

—Cuando confíe en alguien por última vez.

—¿Tú fuiste capaz de confiar en alguien? —cuestionó con un tono burlón. —Lo dudo mucho, y ahora creo que eres virgen.

Elijah pasó la mano por su cabello oscuro, apartando el mechón que caía sobre sus ojos que eran como dos gotas bril