— Claro que soy guapo — bufa Frank, fingiendo irritación, mientras pone los platos en la mesa, mi hombre había aprendido a cocinar, y no le iba tan mal.
— Papá — se queja Max haciendo una mueca — eso es...asqueroso.
— Si Frank, estás demasiado viejo para esas cosas — me quejo, ganándome una mirada airada.
— Pero soy el Hombre con más de cuarenta más sexy del mundo — replica, sentándose en la cabecera de la mesa, sus canas era