Capítulo 2 Amy
Suspiré y caminé hacia mi bicicleta. No tenía sentido pensar en lo que podría haber sido si todos fuéramos humanos, o todos hombres-lobo. Liam nunca se esforzaba por ser cruel conmigo, pero tampoco detenía a los demás, ni me dirigía la palabra. Era un lobo y al parecer, ahora era demasiado bueno para mí.

Me subí a la bicicleta y empecé a pedalear hacia la escuela. Tardé unos quince minutos en llegar. Después de asegurar mi bicicleta, entré al edificio preparándome para otro maravilloso día de clases. Ni siquiera podía ocultar el rodar de ojos que me provocaba ese pensamiento.

Respiré hondo y caminé por el pasillo. Estaba a punto de llegar al salón cuando uno de los jugadores de fútbol me embistió con el hombro y me lanzó con fuerza contra los casilleros. Gemí al deslizarme por ellos y caer de culo al piso, después escuché risas por todos lados. Uno pensaría que en una preparatoria llena de hombres-lobo, sentirían lástima por la humana mucho más débil que ellos, pero al parecer, aquí significa algo tener el poder de derribar a la humana solitaria. En fin, eso no era nuevo para mí. Aunque, claro, seguro me saldrían un par de moretones esta vez.

Alcé la vista y vi a Clara y sus amigas riéndose. Sin duda, fue otro de sus ataques indirectos. Detrás de ellas, vi a Liam observándome, recargado en los casilleros del otro lado del pasillo. No se estaba riendo, solo me lanzó una mirada cargada de odio. No tenía idea de qué le hice. No sabía si ser humana era la única razón por la que me odiaba, pero probablemente nunca lo sabría, así que no tenía sentido seguir pensando en eso. Puso un brazo sobre los hombros de Clara y se la llevó, mientras ella seguía riéndose como si mi caída fuera lo más gracioso del mundo.

Me levanté, recogí mi mochila del piso y entré al salón. No lloraba, ya no. Parecía que eso solo les daba más ganas de seguir. Y nunca esperaba ayuda, hace mucho aprendí que estaba sola en esto. Mia no podía solucionar esos problemas, y mamá tampoco, así que trataba de no molestarla con estas cosas, ya que ella también era humana y no podía hacer nada al respecto.

Mi primera clase del día era cálculo avanzado para seniors. Odiaba estar aquí con todos los mayores. Todos creían que son mejores que yo, y en la mayoría de las cosas probablemente lo fuesen, pero yo era inteligente. No tener amigos, aparte de Mia, hacía que fuese muy fácil concentrarme en mis estudios. Y si podía salir de aquí antes de lo esperado, mejor. Pasaba casi todas las clases escuchando comentarios susurrados sobre que no pertenecía aquí, ni en las clases avanzadas ni en la manada. Me gustaría aclararles que era muy consciente de eso y que tan pronto como pudiera, me iría de aquí.

El día avanzó y, después del tercer período, por fin llegó la hora del almuerzo. ¡La primera vez que veía a Mia durante el día! Solo compartimos el almuerzo y la clase de arte del sexto período. Desafortunadamente, también compartíamos el almuerzo con Liam, Clara y su séquito de matones. ¡Qué suerte la mía!

En fin, Mia y yo nos sentábamos lo más lejos posible de ellos, y como siempre ocupaban la misma mesa, no era tan difícil buscar un lugar alejado para nosotras.

Mia corrió hacia mí y me envolvió en un fuerte abrazo. Cuando se apartó, comenzó a examinarme de pies a cabeza.

—Ay, gracias a la Diosa que estás bien. Escuché rumores de que hoy te golpearon. —Comentó.

Solo me reí, negué con la cabeza y empecé a caminar por la fila del almuerzo.

—Nada nuevo, solo volví a hacerme amiga de los casilleros. —Respondí con una pequeña sonrisa en el rostro.

Su expresión era amarga, odiaba cuando hacía chistes sobre mis golpizas, pero no iba a sentarme a llorar por ellas tampoco.

Escuchamos una risa detrás de nosotras y volteamos rápidamente, solo para ver al Gamma de Liam, Dallas. Medía como uno noventa, tenía el cabello corto y negro, ojos marrones y piel bronceada. No me molesté en prestarle atención y seguí avanzando por la fila, pero Mia no podía quedarse callada.

—¿Algo te causa gracia, Dallas? —Le preguntó con tono firme, deteniendo toda la fila.

Murmuré cosas inentendibles entre dientes, maldiciéndola por sentir la necesidad de defenderme, eso solo iba a traer más problemas.

—Déjalo, Mia. Vamos. —Le dije con seriedad.

Pero Dallas decidió responder. —Hey, tranquilas. Solo pensé que su chiste fue gracioso, no me estaba burlando de ella.

Ella lo mira confundida. ¿Qué acababa de decir? Ni siquiera sabía qué sentir al respecto.

—Mia, vamos. Estás deteniendo la fila. —Le susurré, jalándola suavemente mientras ella aún mostraba esa cara de confusión.

Se alejó conmigo. En ese punto ya se me había ido el apetito, así que decidí salir de la fila. Ella tomó algunos bocadillos y me siguió hacia la mesa más alejada posible de Clara.

Me senté y dejé caer la cabeza sobre los brazos, recostándome sobre la mesa.

—¿Por qué?... ¿Por qué, Mia? Sabes que cuando haces eso las cosas solo empeoran. —Me quejé con ella.

Ella puso una mano sobre mi brazo.

—Amy, sabes que si nunca te defiendes, esto va a seguir pasando. —Respondió con amabilidad, aunque había fuego detrás de sus ojos.

—Tampoco va a cambiar nada, y lo sabes. No importa, pronto me iré de aquí y todo esto será parte del pasado. —Respondí con sequedad.

Habíamos tenido esa conversación muchas veces y ninguna de las dos estaba dispuesta a ceder.

Se quedó callada, lo cual no era propio de ella, luego comenzó a mirar con furia por detrás de mí. Me volteé rápidamente, preparándome para lo que sea que viniera, y me encontré con Dallas, quien estaba levantando las manos en señal de rendición frente a Mia.

—Hey, calma. Solo vine a darte esto. —Aclaró, mientras dejaba un par de bocadillos frente a mí.

Lo miré confundida.

—La verdad es que solo pensé que tu chiste fue gracioso, no quise hacerte perder el apetito. Agarré un par de cosas diferentes porque no sé qué te gusta, solo es una ofrenda de paz. —Dijo amablemente, luego caminó hacia la mesa del grupo de matones.

Lo observé mientras se alejaba, y mi mirada se posó en su mesa. Todos estaban mirándome; algunos con confusión, otros con odio.

¿Qué demonios acababa de iniciar? Todo lo que sabía es que estaba jodida.
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