Inicio / Romance / Magnate prohibido / Capítulo 3: Él visita una feria turística
Capítulo 3: Él visita una feria turística

━━━━━━━ ◈⸙◈━━━━━━━

Meses antes

Marzo 2016, viernes 25. Moscú, Rusia

Maks Kuznetsovs 

Siento ser un excelente empresario, pero he sido eclipsado desde hace 20 años por mi suegro. 

Me casé por obligación con su hija para salvaguardar la dignidad de mis padres y no caer en la ruina total.

Mi papá era empleado de él, entonces le rogó para que perdonara la gran deuda que le debía, resultando así que ellos pactaron mi casamiento con Sonya.

No obstante, salí de la vida empresarial de mi suegro hace seis meses, renunciando definitivamente a su empresa porque ya esa deuda está saldada.

A veces también pienso separarme de mi esposa porque últimamente nuestra convivencia es casi nula como pareja.

Desde que nos casamos creí que las cosas serían diferentes y que todo iba a cambiar siendo optimista, pero al pasar los años no ha sido más que una rutina y monotonía interminable.

Sigo intentando hacer una vida empresarial después de varios intentos fallidos, aun así, no renuncio a mi sueño de tener mi propia empresa.

Han sido años críticos personalmente, tanto en mi vida matrimonial como económica, pero he decidido finalizar esta atadura de hace veinte años.

En este momento, me encuentro en la habitación cotejando mi corbata, ya listo para ir a una feria de turismos en Moscú, lo cual puede ser una gran oportunidad para futuros negocios.

Esta vez voy a reconsiderar mejor en qué área de negocio invertir, teniendo en cuenta mis fracasos anteriores por haber sido precipitado. 

Anteriormente, me había dejado llevar por mis emociones porque quería salir rápido de mi problema, pero he considerado que ha sido un gran error.

—No me digas que otra vez vas a invertir el capital que te quedas en otro fracaso. —Comenta mi esposa Sonya de manera cruel al entrar por la puerta de la habitación.

La veo por el espejo del tocador mientras cruza sus brazos, luego se apoya en la pared con su mirada y sonrisa burlesca, así lo ha hecho todo este tiempo.

Volteo hacia ella y me quedo sereno, pongo mis manos en cada bolsillo del pantalón.  

—Esta vez, tendré éxito. Te lo juro. —le respondo sosegado.

Ella se ríe a carcajadas a mi repuesta, segura de que este será otro de mis fracasos porque está tan acostumbrada a mis decepciones y derrotas que sinceramente no sé cómo reaccionará cuando finalmente yo llegue a triunfar.

—Por favor. Sigues con tus ilusiones, luego que se te acabe el capital volverá corriendo a nuestra empresa familiar. —Ella se expresa con total seguridad de que me decepcionaré una vez más.

—Eso nunca y querrás decir volver a la empresa de tu papá. —Respondo con firmeza porque estoy dispuesto a luchar hasta mi último aliento con tal de no ser el perro fiel de su padre, quien se jactó de humillarme porque no tenía nada. 

Gracias a que me casé con su hija fue que pude tener una mejor calidad de vida para mis padres, que eran lo más importante para mí. 

La miro intensamente, entonces doy unos pasos frente a ella para salir de la habitación. 

—Iré a una feria de turismo en la que me han invitado mis amigos.

—Adiós, querido. —Pronuncia ella mofándose de mí y con una sonrisa maliciosa segura de que voy a tener otro fiasco.

Esta vez no estoy dispuesto a fallar porque dejaré a un lado mis emociones, procederé con mayor precisión y seguridad para invertir mi capital.

Le sonrío de medio lado contrario a ocasiones anteriores donde solo la miraba con enojo.

Salgo rápido de ahí, agigantando mis pasos y lleno de ilusión. Esta vez siento mucha esperanza de que todo saldrá bien contrario a las veces anteriores, cuando actuaba por impulso y furor.

Hora después, estoy en La feria de viaje y turismo MIIT.

Camino entre los pasillos mirando entre todos los países que participan.

He mirado varios, pero aún no me intereso en ninguno.

Sigo caminando mientras espero ver a mis amigos donde hemos quedado de encontrarnos, entonces me detengo frente a un país que llama mi atención, dicha nación comparte una isla con otra nación en el Caribe.

Miro los carteles que presentan hermosas playas también muestran frutas y demás productos tropicales. 

Me parece que la exposición es atractiva, enseguida deseo saber más, entonces converso con la persona a cargo.

Él responde amablemente a mis preguntas e inquietudes sobre las inversiones en ese país.

Quedo totalmente maravillado a sus respuestas, luego culmino la conversación y me despido de él.

Más adelante, haré los pasos correspondientes para viajar hasta el Caribe, porque me ha surgido y me gusta la idea de hacer una gran inversión e iniciar una empresa allá.

Sigo recorriendo los pasillos, pero ya he decidido que  próximamente viajaré a ese país.

En mi recorrido me encuentro con mis amigos empresarios. 

Nos saludamos y luego determinamos ir a un café para conversar sobre negocios.

Más tarde, estamos cómodamente sentados.

Charlamos amenamente y le comento sobre mi impresión con este pequeño país latinoamericano.

—Conozco amigos que les ha ido muy bien en sus inversiones por allá. —Comenta mi gran amigo Nikolay.

—¡Oh! ¡Por favor, háblame sobre esto! —Expreso ahora con más fascinación y emoción.

Seguimos conversando y él expone todo lo que sabe, dicho por sus amigos empresarios que residen allá.

Transcurre una estupenda tarde entre charlas muy amena, risas y anécdotas hasta llegada la noche.

Me siento totalmente desahogado, más animado, con gran emoción y optimismo. A decir verdad hace años que no me 

sentía así.

Nos despedimos y nos marchamos cada uno a sus respectivas moradas siendo las 7:00 pm. 

Por mi lado, por el camino, mientras regreso sonrisas salen de mi rostro.  

Al llegar y entrar a mi hogar, mi esposa e hijo conversan en la sala.

Suspiro y me despojo del saco negro, entonces lo sostengo en mis manos, también cambio mis zapatos en la entrada.

Supongo que la conversación es la misma de siempre.

Me dirijo hasta ellos y nos saludamos, entonces ella se aparta un poco de él, enseguida me siento al lado de mi hijo.

—Mikhail. ¿Qué sucede? —indago con ironía intuyendo de que se trata.

—Papá, quiero entrar a la universidad…

Él no sigue hablando, está temblando y con mucho pavor.

—¿Cuál es el problema? —pregunto, aunque me imagino la razón de su miedo.

—No quiero que se burlen más de mí… y creo que será peor en la universidad. —Contesta mirándome cabizbajo. 

Enseguida pienso en la idea que tengo metida en mi cabeza desde que visité la feria.

—Tengo la solución. Acompáñame al viaje que haré a un país del Caribe.

—¡¿Qué?!— Responden los dos sumamente atónitos.

—Sí. —Reafirmo—. Sé que suena loco, pero decidí embarcarme e invertir en ese país lejano. Vas a ser algo novedoso para ambos y obviamente para mí.

—¡¿Qué locura harás ahora?! —exclama e indaga mi esposa expresando enojo en su rostro, entonces cruza sus brazos.

Mi hijo queda turbado por lo que expresé anteriormente.

—No es ninguna locura —. Explico. —Sé que será algo diferente.

Ella sigue indagando sobre este proyecto que quiero realizar.

—¿Cómo sabes que es bueno invertir allá, si apenas visitaste esta feria? ¿Está seguro?

—Muy seguro, querida. —Respondo sonriendo de medio lado.

Sonya al ver tanta seguridad en mí se levanta y me mira desconcertada. 

—Iré a mi habitación. Te espero para conversar en privado. —Ella clava sus ojos profundamente en mí a modo de reproche.

Luego que mi esposa se ha marchado hacia la habitación, aliento a mi hijo dando palmadas en su espalda.

—Hijo, debes madurar y no hacer caso al bullying o debes  enfrentarlo. Sé que te abrumo con lo mismo, pero cambia tu imagen y tu ánimo, por favor.

—Estoy bien como estoy. —Responde con nerviosismo.

Él coge de pronto el cojín que está a su lado y lo aprieta contra su pecho actuando como si fuera un niño. 

Él sigue siendo obstinado y empecinado en mantener ese estilo de vida.

—No es así porque mira tu comportamiento y te peina como un nerd. —Le insisto.

—Es que lo soy, papá.—Reafirma siendo terco. 

Como siempre no tiene caso insistir, entonces decido animarle para que me acompañe a esta nueva aventura.

Es muy posible que en otro entorno él decida cambiar su manera de vestir y peinar, también espero que mejore su timidez.

—Sería un placer que me acompañaras, hijo.

Le abrazo extendiendo mi mano por su espalda y lo sacudo levemente.

—Lo pensaré, sí. —responde con una pequeña y tímida sonrisa.

—Muy bien, no te presiono, pero sería bueno que conozca otros entornos. De ese modo dejaría de cohibirte.

Lo estrecho contra mí para que sienta la seguridad que siempre le muestro como su padre.

—¿Cuál es el nombre de ese país al cual te interesaste, papá?

Al escuchar su pregunta me alegro, pero lo disimulo, eso quiere decir que él se ha interesado en la propuesta.

—Se llama República Dominicana y se ubica en una isla del Caribe. —respondo con serenidad para que no se desilusione.

—Bien, iré a buscar información por internet. —Dicho esto se levanta, entonces noto un poco de entusiasmo en su vida gris. Y me alegra que, al igual que yo, también se alegre y motive a cambiar esta manera de vivir sombría.

—Me alegra, hijo. Ojalá te guste ese país. —pronuncio  finalmente. Quiero llevarlo despacio y sin presión, dejando que tome decisiones por sí solo siendo ya mayor de edad.

Mikhail se aleja, y yo exhalo aire antes de ir con mi esposa a la habitación, sabiendo que siempre terminamos en las mismas discusiones sin sentido.

Minutos después, cuando entro al dormitorio, ella está acostada en la cama con una venda negra en sus ojos.

Trato de no hacer ruidos, coloco mi saco de vestir en el closet, luego prosigo a quitar mis zapatos de casa.

Ya despojado de ellos, me siento en la cama, sintiéndome agobiado pensando en mi hijo.

Ella se despierta, enseguida quita la venda de su rostro y se reincorpora a mi lado. 

—Ah, está aquí. —De pronto empieza a reprocharme lo cual no es de extrañar—. Por tu culpa él está así, no hiciste nada para detener ese carácter que lo llevó a esto.

—Siempre me culpa cuando eres tú quien lo malacostumbró a hacer así, por mimarlo tanto. —Refuto.

—No me culpes a mí, eres tú quien no hace nada.

No quiero seguir con esta discusión que nunca nos lleva a ninguna solución, así que decido culminar.

—En fin, su personalidad es tímida. Ya no discutamos. Talvez sea buena idea viajar y que él aprecie otro ambiente. 

—Puede ser. —Contesta ella estando más calmada. 

—¿Me vas a acompañar? —Le indago con esperanza de que nuestras vidas cambien al explorar otro entorno de vida. 

—No iré contigo a contemplar un fracaso más en tu vida. —Responde ella tajantemente.

Estrujo mis manos en el rostro una y otra vez con ansiedad porque siempre quiero que las cosas mejoren en mi familia. 

—Ya extrañaba que no me hablara de ese modo para bajar y hacer que decaiga mi ánimo. —expreso cabizbajo, pues al hablar con ella siempre cambio mi actitud negativamente. 

—Por favor, sabes que no eres fuerte de temperamento, es seguro que nuestro hijo salió a ti.

Me desanimo en gran manera por su reproche, hace tiempo que esto me ha empezado a fastidiar, pero he sido muy paciente y todo por no destruir a mi familia.

—Mejor voy a descansar a otro lado, nunca estamos de acuerdo.

—Bien. Nos vemos en la cena. —pronuncia ella fríamente como témpano de hielo, por eso ya nuestra intimidad no es muy habitual.

Me levanto de la cama agobiado porque nunca estamos de acuerdo en casi nada.

Coloco un calzado cómodo y salgo, pero ella se coteja plácidamente en el lecho matrimonial.

Voy a la terraza para sosegar mis añejas inquietudes hasta que nos reunamos nuevamente en el comedor para cenar.

Tiempo después, cenamos, y como siempre lo hemos hecho; conversamos sobre cosas para nada interesantes sobre nuestras vidas rutinarias.

Más tarde, vamos a la habitación, entonces quiero descansar porque mañana empiezo a investigar sobre ese país que anteriormente me interesó para saber más sobre su cultura y viajar allá.

Enseguida entramos al dormitorio, ella se abalanza sobre mí y me abrazas. 

—No vayas a otro país, amor. Mejor invierte tu dinero aquí.

—Ya lo he hecho y no ha salido bien. —respondo con sinceridad.

—Pero esta vez puede resultar.

—U mm. —Me quedo pensativo y extrañado mientras ella sigue pegada a mí y se restriega contra mi pecho. —¿Qué te sucede? ¿Por qué está tan dulce hoy?

—No me pregunte, quiero que hagamos el amor y dejar nuestras diferencias a un lado. —Responde ella y enseguida me empuja hacia la cama.

Tumbado bocarriba, cotejo mis brazos y ella empieza a despojarse de su ropa.

—Ju. Ya veo, pero si he sido yo quien ha querido arreglar las cosas entre los dos.

—Lo sé y ahora sí quiero. —Contesta ella mientras tiene sus manos en mi pecho quitando mi camisa.

La miro con extrañeza, entonces le indago. —¿Será porque me marcho lejos de nuestro país que hace esto?

—Puede ser. Me dio nostalgia de nuestros buenos tiempos. —Responde ella con descaro porque siendo su esposo supongo que no debe dudar en amarme.

—¿Puede ser? —Investigo esa frase porque sospecho que algo habrá detrás de esa repentina dulzura de mi esposa.

Ella me frota con firmeza sus manos en mi pecho y me besa en los labios.

—Ya deja de preguntar, quiero sentir tus caricias que me hacen falta.

—Así…—No pronuncio más palabras, entonces la volteo hacia debajo de mí.

Se incendia la llama que anteriormente quise que sucediera, y se renuevan las esperanzas en mí de que podamos arreglar las cosas entre los dos.

Nos envolvemos en un ardor de pasión sin igual, entonces olvido las veces anteriores que ella ha hecho esto, para tratar de obligarme en volver a la empresa familiar de su padre.

Luego, al culminar de hacer el amor, estamos derrumbados en la cama. Ella acaricia mi pecho y yo sus nalgas.

Volteo mi rostro y la miro con mi corazón esperanzado en que no será igual que antes. 

—¿Vendrás conmigo, amor?—indago para cerciorarme de que todo está bien entre los dos.

—Lo pensaré. Es mejor que tú vayas y transcurrido un tiempo allá, si me dices que todo marcha bien, entonces iré.  

—Buen comienzo. —Respondo con ilusión de retomar nuestra relación marital.

La abrazo fuerte y le doy un beso duro en la mejilla, ella sonríe.

Tiempo después, empiezo a sentir sueño, mientras ella ya está dormida.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP