—Los informes están en camino. Tardarán unos minutos.
Hiroshi suspiró con impaciencia y Aiko se recostó en su asiento, incómoda, nerviosa y un poco avergonzada. Aún quedaba una semana para que le viniera el período, pero le habían hecho un análisis de sangre y ahora estaban allí esperando a averiguar si estaba embarazada.
Ni en sus más descabelladas fantasías (si es que alguna vez se había imaginado en una situación;en la que estuviera esperando los resultados de un embarazo ) hubiera concebido aquel panorama:
Sentada allí con un médico desconocido, el hombre que la ponía a arder de ganas, y dos guardaespaldas al fondo de la consulta, mientras esperaba. Era como una película( y una película de terror.)
—¿Han embalado los guardaespaldas tus pertenencias?
Ella se giró ante aquel intento de conversación superficial. No le pegaba. Conocía suficiente a Hitoshi como para saber exactamente como era en realidad.
—Sí, lo han llevado todo a tu casa hace cosa de una hora.
Él ya lo sabía, por