47| Un cadáver en el río.
Clarissa sintió que los intestinos se le amontonaron en el pecho cuando asomó a la esquina de la calle.
Había vagabundos en las esquinas y personas de dudosa reputación pululando por la calle.
Ya estaba comenzando a entrar la noche y aunque tenía el cuerpo entumecido por el cansancio no dio ni un paso atrás.
— ¿Estas segura que quieres hacer esto sola? — le preguntó Johan que la había acompañado y ella asintió con la cabeza.
— Tengo que hacerlo, tengo que escuchar su versión — Johan chasqueó la lengua.
— Hasta esta mañana no querías ni saber de su existencia — cuando Clarissa lo miró Johan cerró la boca — te enamoraste — no era una pregunta y ella le apartó la mirada.
— No importa, necesito escucharlo, sea para lanzarlo al caño o para…
— Él no te permitirá que lo perdones — Clarissa lo miró.
— ¿Por qué?
— Porque esto no es un juego, Clari, según por lo que sé su hermano es peligroso, Emilio debe tener miedo de involucrarte — Clarissa blanqueó los ojos.
— Pues eso debió pensar