Capítulo 34.
Al mismo tiempo que Leyra se quitaba el olor de René en su cuerpo seguía recordando la mirada del gurrero en el momento en que lo supo.
“No puedo permitir que él sepa la verdad el plan está claro y no puedo desviarme, mi pareja será Declan y cuando lo consiga todo volverá al lugar al que pertenece pero primero tengo de deshacerme de ella” Piensa ella desesperada “Maldito inútil se suponía que el ermitaño la asesinaría… ¿Cómo pudo Declan encontrarla con vida?”
Al momento de salir ella esperaba que la habitación estuviera vacía pero para su sorpresa Rene seguía en la habitación aunque vestido y el olor a sexo inundaba el aire…
— ¿Qué se te olvido decirme alguna idiotez mas? —Cuestionó Leyra al mismo tiempo que tomaba otro vestido del armario y se lo colocaba era mucho más sencillo que el anterior que yacía desgarrado en el suelo pero ella misma podría ponérselo.
En ese momento René se acercó y el mismo comenzó a apretar los listones de la espalda, con cada apretón ella sentía la res