Capítulo 32.
Declan jamás la había visto como ahora, indefensa y llena de un dolor que él mismo deseaba eliminar por completo.
Él la coloca de forma suave en la ducha para limpiarla el mismo, el agua que cae en el cuerpo de Beca y le hace despertar cada uno de sus sentidos, solo un momento después el calor que la rodea la relaja después de haber sufrido y luchado tanto, tenía un momento de “tranquilidad”.
— Déjame ayudarte… — susurra Declan con una súplica en su rostro, esa que jamás había visto antes en él.
Ella se sentía sola y completamente vacía.
¿Podría dejarse llevar solo por un momento por la ilusión de un futuro perfecto?
Declan comenzó a desvestirla con la delicadeza de un hombre enamorado en la primera entrega de su mujer.
Concentrado, cuidadoso y con una contención ante su propio placer que era casi palpable.
Las prendas de ropa fueron cayendo una a una, no solo ahí sino también en la mente de ambos quienes estaban dejándose ver cómo eran y como se sentían realmente.
Los labios de Beca