Capítulo 14.
Solo de ver el par de pechos liberarse del agarre en el que los tenían confinados, las pupilas del macho se dilatan, no podía verla desnuda sin caer a sus pies, sin desear tomarla de forma posesiva y marcarla con su semilla.
— Ni te atrevas a pensarlo Declan, no te atrevas— declaró Leyra al mismo tiempo que arrojaba el vestido a sus pies.
Declan deslizó su mirada por sus pechos la pequeña cintura y ese triangulo de la muerte que lo hacia ir y regresar desde el olimpo de la Diosa Luna.
Leyra comienza a caminar de reversa para alejarse del Alfa.
— Solamente te devolveré todo lo que es de ella… El vestido, porque no fue hecho para mí, ella a pesar de ser una asesina sigue siendo la Luna, estas joyas…— dice al mismo tiempo que se arranca un collar de perlas negras y los aretes a juego, para arrojarlos a los pies de el— te entregaré cada una de las cosas que me diste, ¡porque no son para mí!— dice ella en medio de gritos desesperados y con las manos temblorosas — y yo regresaré… — en ese m