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El sonido de golpes nos despertó, yo me saque a Clau que estaba sobre mi y me levanté, Kendall y Clau también se levantó.
— Llegaron por ustedes tres — Nos dijo el policía.
Las tres caminamos a la puerta y esperamos a que nos abriera, cuando estuvimos fuera, yo mire a las dos mujeres dentro, ellas se estaban riendo y nos hicieron unas señas raras.
— ¡Vámonos ya! — Me urgió Kendall.
Ella me agarró del brazo y camino conmigo hasta las puertas que daban a los pequeños cubículos donde estaban los policías.
— ¿qué hora es? — Le pregunté al policía.
— Ocho de la mañana — Me respondió.
Puse mala cara de inmediato, no podía creer que Viviano nos haya dejado en este lugar, como pudo dejarnos dormir aquí.
— ¡Tienes que castigar a ese anciano! cómo pudo dejarnos tiradas aquí — se quejo Kendall, con toda la razón, Viviano era una rata al dejarnos aquí.
Cuando estábamos llegando al cubículo del oficial que nos había arrestado, Viviano apareció.
— ¿durmieron bien? — Nos preguntó con una sonrisa.