Hoy era el último día en Italia, y Mariano y yo solo habíamos cogido, literal el no me había enseñado el lugar, solo nos escondíamos en algún rincón y cogíamos.
Me senté en el jardín y mire al infinito, que desperdicio de tiempo, y todo por las calenturas de Mariano.
— Hola preciosa — Me saludo Aless sentandose a mi lado.
— ¿que haces aquí solita? — Me preguntó.
— Pensado en cosas — Le respondí.
— ¿En que cosas? — Yo me recliné un poco y lo mire directo a los ojos.
— En ese trío que hiciste, ¿no te dolió? — Aless levantó una ceja.
Le iba a dar dónde más le dolía, y si este era igual que Mariano lo iba a incomodar como la mierda, y de paso le iba a sacar toda la verdad.
— ¿Dolerme? No entiendo — Yo asenti con la cabeza.
— Mariano me lo contó todo, sobre el trío que hiciste, yo... de verdad te respeto muchísimo, meterse dos p*llas debe ser muy doloroso —
La mandíbula de Aless se descolgó, después parpadeo y empezó a reír.
— creo que estás equivocada, yo no soy gay y ese bastardo me las