Mariana pensó por qué no le había sonado la alarma, si ella siempre la dejaba activada para poder despertarse a tiempo. Volvió a sospechar que el teléfono le estaba fallando y se dijo a sí misma que debía comprarse otro lo más pronto posible.

Lo que ella no sabía era que había sido Felipe quien le desactivó la alarma para que pudiera dormir un poco más, ya que la noche anterior la había visto muy cansada.

Estaba a punto de abrir la puerta y salir a disculparse con la señora Blanca por la demora, cuando esta se abrió y apareció Felipe con una bandeja llena de comida.

Mariana lo miró y le preguntó:

—¿Por qué no me despertaste? —Y de inmediato agregó—: Por tu culpa me cogió la tarde, ¡Martha debe de estar buscándome por todas partes!

Felipe la observó con calma mientras le respondía:

—No te preocupes, ya hablé con la señora Blanca. Ahora sabe que eres mi esposa, y hoy no vas a trabajar.

Ella lo miró con incredulidad, mientras le decía.

—¿Me estás tomando del pelo, cierto?

Él la miró seri