Capítulo 59. Una cena poco agradable
Mariana, al ver a Felipe en ese estado, intentó ayudarlo, ya que a ella tampoco le había gustado lo que Sofía había dicho. Entonces respondió con un tono cortante:
—¡Oh, ya veo! Tú eres la mala madre que se fue con su amante, dejando solos a su propio hijo… y a su prometido.
Luego se corrigió, con una sonrisa irónica:
—¡Oh, digo… ex prometido! —recalcando esa palabra más que las otras—. Y todo por irse con otro hombre sin decir nada.
En la mesa se hizo un silencio sepulcral por un buen rato.
Sofía, que justo en ese instante se estaba tomando un trago de agua, comenzó a ahogarse y a toser con fuerza, tanto que Santiago tuvo que darle palmaditas en la espalda para que se calmara.
Cuando por fin logró recuperarse, miró a Mariana con tanto rencor que, como dice el dicho, si las miradas mataran… la pobre Mariana ya estaría muerta.
Después de lanzar aquella mirada fulminante, Sofía dirigió sus ojos a Felipe, y todavía no podía creer que él le hubiera contado todo a esa mujer. Entonces le di