Por el lado de Sofía, ya había pasado una semana desde que la habían hospitalizado, y hoy por fin era su tan anhelada salida. Había llamado a Mariela, su mejor amiga, para que la fuera a recoger, ya que aún se sentía algo adolorida y no podía hacerlo sola.

Al cabo de una hora, Mariela llegó a la habitación donde Sofía se encontraba. Apenas la vio en ese estado, le preguntó con preocupación:

—¿Por qué no me dijiste lo que te había sucedido?

Sofía le respondió con una sonrisa cansada que no quería preocuparla, y añadió:

—Tranquila, ya estoy bien… solo necesito que me ayudes con la salida.

Mariela se encargó de inmediato de los papeles para la salida de Sofía. Luego la llevó a su apartamento, que ya estaba completamente limpio y sin ningún rastro de aquella escena de violencia.

Sofía decidió contarle toda la verdad a su amiga, porque necesitaba que la acompañara a España. No quería estar sola. Ya que cuando decidió irse con Martín, había dejado atrás a sus amistades, así como también a