Óscar sabía muy bien que el alfa Efrén era demasiado codicioso y, desde hacía tiempo, planeaba convertirse en el primero de la cadena alimenticia. Incluso cuando su padre se unió a ese alfa, le prometió que sería uno de sus hombres de confianza y que, cuando tomara el poder para gobernar el mundo, estaría en la cima junto a él, por eso su padre había despertado al ejército de los gigantes, pues también era de los que anhelaban ser líderes por encima de todos, sin aceptar jamás ser mandado por nadie.

Óscar, que conocía esto de antemano, estaba seguro de que aquel alfa no cedería jamás su lugar de jefe máximo. Su ambición era derrocar a la manada Fuentes Lagos y a todos sus aliados. Sin embargo, no era una tarea sencilla, pues esa era la manada más fuerte y poderosa del mundo, no solo por su fuerza militar, sino también por las alianzas estratégicas que la mantenían en la cima de la cadena alimenticia. Y precisamente eso era lo que Efrén deseaba: derribar a los altos mandos y ocupar él