Cuando la conversación con Saphira llegó a su fin, Somali quedó con la mente inundada de pensamientos. Había escuchado mucho sobre lo que significaba ser un lobo, sobre la naturaleza de sus instintos y la forma en que su especie percibía el mundo. Aunque todavía le resultaba difícil asimilarlo todo, una parte de ella comenzaba a comprender que su propia esencia iba más allá de lo que siempre había creído. Sin embargo, aún no estaba lista para aceptarlo por completo.
El aire fresco del centro del territorio la recibió cuando regresó, siendo acompañada por Dorian.
—Te llevaré a tu nueva casa —anunció él, con esa firmeza tranquila que parecía no admitir réplica.
Somali se detuvo en seco y lo miró con cierta cautela. ¿Nueva casa? Hasta ahora, había estado alojándose en el área donde se atendía a los enfermos, y aunque no era lo más cómodo del mundo, al menos le daba una sensación de libertad. No estaba segura de querer cambiar de lugar, y mucho menos de mudarse a algún sitio que él había