Mundo ficciónIniciar sesiónRobin soltó una carcajada ligera, de esas que te calman y al mismo tiempo te hacen sentir que acabas de hacer la pregunta más tonta del mundo. No pude evitar soltar una risa floja contagiada por la suya, aunque intenté esconderla detrás de mi mano. Por mucho que odiara admitirlo, Robin siempre sabía relajarme con una mezcla de humor absurdo y su inquebrantable confianza.
—Ema, por favor, esos dos han visto de todo. Créeme, la diferencia de edad es lo último que les interesará. Además... —añadió con una sonrisa traviesa mientras se inclinaba hacia mí—, si se meten contigo, olvido lo de ser educado y vamos directo al postre.Sonreí de nuevo mientras nos poníamos de pie para recibir al matrimonio que se acercaba sonriendo. Ambos lo abrazaron felices.—Bienvenida, querida —dice la mujer, tomando mis manos—. Gracias por aceptar a este






