Mundo ficciónIniciar sesiónGuardo silencio absoluto. Del otro lado, siento que mi amiga está intentando contener una nueva risotada, pero al final no lo consigue. Vuelve a reírse elogiando a Robin, enumerando cada uno de los atributos del hombre con su sarcasmo gracioso.
—¡Deja de reírte! —explotó ante su burla—. Lo que tienes es que ayudarme. —Ema, por favor. Tranquila, tienes que respirar hondo. Recuerda nuestra consigna: ¡Todos lejos de casa! —me aconseja, intentando calmarme. Pero, a continuación, sigue: —Vamos, Ema, ¿qué hay de malo en estar hipnotizada por un chico de veintitrés años? —Es ridículo —susurro, intentando convencerme a mí misma de que es un error—. Sabes que es muy complicado. Soy una CEO, madre soltera. ¿Te imaginas lo que van a decir si me ven con un colágeno como ese? Diosito me está poniend






