Mi llanto, en vez de reducirse, aumentó. Robin me abrazó con fuerza, tratando de calmarme. Pero por mucho que trato de calmarme, no puedo. Es como si todo el llanto que he retenido durante todos estos años...  

—Amor, por hoy solamente —al fin logro hablar entre sollozos—. ¿Puedes permitirme ser débil frente a ti? Sé que me cuidas. Siempre he tenido que mantenerme fuerte delante de todos. Nunca tuve a nadie que cuidara de mí como tú. Robin me estrecha fuerte contra su corazón y me deja llorar.  

—Disculpa, amor —susurra sin dejar de acariciarme con cariño—. Sí, puedes ser todo lo débil que quieras frente a mí. Cuidaré de todo por ti, amor. Disculpa, no sabía cómo comportarme. ¡Me duele tanto verte así! ¡Me alegro de que confíes en mí para ser débil! Te amo, amor, te amo.

Si