Mundo ficciónIniciar sesiónSe detiene al ver cómo me dirijo a mi auto y él al suyo cuando salimos de su casa. Lo miro intrigada sin decir nada. Al ver que no lo sigo, se detiene para mirarme.
—Ema, ven, móntate en mi auto —me pidió seriamente—. ¿Por qué siempre quieres que andemos en el tuyo? ¡El mío es hermoso también!—¿Es eléctrico? —pregunté con desdén—. Tenemos que cuidar el planeta.—No, es de gasolina —contestó mientras yo abría mi auto.—Pues, cuando tengas uno eléctrico, andaremos en el tuyo —le dije sonriendo e invitándolo a que me acompañara en el mío.Lo veo mientras duda por unos instantes, pero luego corre al ver que acomodo mis cosas en el asiento trasero sin que el auto proteste. Por increíble que parezca, he empezado a extrañar esa voz metálica que hablaba co






